El acto tendrá lugar el próximo 11 de junio a las 16 en el auditorio del museo. Han sido invitadas al acto autoridades nacionales, provinciales, municipales, representantes de instituciones culturales, e integrantes de la comunidad.
l Museo Estancia Jesuítica de Alta Gracia recibirá el próximo 11 de junio una distinción de la Unesco en mérito a su doble condición de Patrimonio Mundial y Sitio de Memoria, informaron hoy fuentes de aquella institución. En el acto, que tendrá lugar a las 16 en el auditorio del museo, el representante de Cultura de la oficina de la Unesco en Montevideo, Fredéric Vacheron, honrará con la entrega de una placa al equipo de trabajo del museo, en reconocimiento a "su doble condición de Patrimonio Mundial y Sitio de Memoria", se indicó.
Han sido invitadas al acto autoridades nacionales, provinciales, municipales, representantes de instituciones culturales, e integrantes de la comunidad.Esta importante distinción honra al Museo, que desde hace muchos años trabbaja con la comunidad en la visibilización de los negros esclavizados y de sus afro descendientes.
Para ello, desarrolla un amplio programa de actividades que abarca exposiciones temporales, conferencias, talleres de interpretación del patrimonio, espectáculos de música y danza.
Además, forma parte del Grupo Córdoba "La ruta del esclavo" y trabaja conjuntamente con instituciones y profesionales dedicados a la difusión e investigación de la cultura afroamericana.
Tanto la Manzana Jesuítica, situada en la capital provincial, como las Estancias Jesuíticas, fueron identificadas en 2009 por Argentina como "Sitios de Memoria".
Por su parte, la Unesco ya había declarado el 2 de diciembre de 2000 como Patrimonio de la Humanidad a la Manzana Jesuítica de la ciudad de Córdoba y a las estancias jesuíticas de Caroya, Jesús María, Santa Catalina, La Candelaria y Alta Gracia.
El Museo Nacional Estancia Jesuítica y Casa del Virrey Liniers, está situado en la que fuera la residencia jesuítica del siglo XVII.
En 1810, luego de la expulsión de la congregación y de sucesivos propietarios particulares, tomó posesión de la estancia Santiago de Liniers, quien vivió allí por escasos cinco meses hasta su trágico final.
Diez años más tarde, don Juan Manuel Solares compró y loteó las tierras de las inmediaciones de la estancia, dando origen a la ciudad de Alta Gracia.
Si bien en 1941 fue declarada Monumento Histórico Nacional, la residencia fue ocupada por los herederos de Solares hasta 1968.
Recién en 1971 se iniciaron las tareas de restauración que permitieron inaugurarla como Museo Nacional Estancia Jesuítica y Casa del Virrey Liniers, en pleno corazón del valle de Paravachasca, entre las últimas estribaciones de las sierras chicas.
El hecho de que el papa Francisco tenga una absoluta comunión espiritual con los jesuitas, ha llevado a muchos turistas a incrementar sus visitas para interiorizarse sobre la estancia que en el pasado fuera escenario de la evangelización de los esclavos provenientes de África, especialmente de Angola, y también sobre los aborígenes, por parte de aquellos.
Hasta su expulsión de América, los jesuitas contaron en Alta Gracia con un templo; un obraje, donde se realizaban tareas industriales; la ranchería, donde vivían los negros esclavos; el tajamar, un dique de 80 metros de largo que permitía el funcionamiento de dos molinos harineros, y sistemas de riego para sus huertas y quintas.
http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/la-unesco-distinguira-al-museo-estancia-jesuitica-de-alta-gracia
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