Comunas del interior cordobés no encuentran profesionales que se radiquen. Mientras, en las grandes ciudades hay más de los que se aconsejan.
La crítica situación de la salud pública en los pueblos más pequeños del interior profundo es un secreto a voces. Intendentes y jefes comunales admiten cada vez más problemas para conseguir médicos dispuestos a radicarse en sus localidades, que por su tamaño no tienen además servicios de medicina privada.
En el sur cordobés hubo varios casos en los últimos tiempos. A pesar de que, en términos estadísticos, a Córdoba le sobran médicos, resulta evidente que están mal distribuidos, al concentrarse en los grandes centros urbanos.
Uno de los municipios que hasta publica avisos para conseguir un médico clínico es Mattaldi, de 1.800 habitantes, en el departamento General Roca.
“Tenemos un médico que en enero se jubila. Y una pareja de profesionales. Cuando ellos salen, nos quedamos sin atención. Aparte, sabemos que pueden tener otros ofrecimientos, porque en la desesperación por contratar, hay quienes se olvidan de la ética”, dijo el intendente Darío Renaudo, en alusión a que han empezado a “robar profesionales” de un pueblo a otro.
La mayoría de los municipios pequeños paga entre cinco y siete mil pesos de sueldo a los profesionales que decidan establecerse.
Pero a las guardias, que en algunos pueblos representan la única alternativa de cobertura, las deben pagar casi el doble que en Córdoba capital.
Hay intendentes que también ofrecen vivienda, servicio de energía e Internet gratis a los profesionales de la salud.
En el sur provincial, las poblaciones más chicas sólo tienen atención sanitaria algunos días por semana. En algunas comunas dejan entrever que de esa necesidad se aprovecharían algunos grupos de médicos que en lugar de radicarse en un sitio, van rotando y por cada guardia llegan a pedir 1.200 pesos.
Pese a la cantidad de egresados que tiene la Universidad Nacional Córdoba, es común ver a diplomados en Brasil, Bolivia y Perú que explotan esta “veta laboral” en el interior cordobés. “Estamos a merced de lo que pidan, hay quienes gastamos en guardias 10 mil pesos al mes, y cada vez nos exigen más: el taxi o la nafta y la comida. Y se lo tenemos que dar porque si pasa algo, somos responsables nosotros”, admite un jefe comunal.
En junio pasado, en La Cesira murió un hombre por falta de atención profesional a tiempo. Falleció en la ambulancia en la que era trasladado a Laboulaye, a 75 kilómetros del pueblo. Martín Rivarola, hijo del fallecido, reclamó: “Estamos desprotegidos. A mi papá una enfermera le dio un Decadrón cuando estaba con un ataque cardíaco”.
El jefe comunal de La Cesira, Jorge Becher, explicó: “Teníamos una sola médica que ese fin de semana no estaba. Ahora conseguimos otra, nos cobra siete mil pesos por mes, y nueve mil con las guardias”.
Todos los jefes comunales consultados admiten que se sienten expuestos a la misma situación que en La Cesira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario